Hice un contrato de Invocación conmigo mismo

En un mundo donde humanos con habilidades extraordinarias —conocidos como Espers— conviven con bestias mutantes sedientas de caos, Zhang Ping desafía su destino y despierta un poder único.
Pero el destino, ya sabemos, tiene un sentido del humor retorcido.
Su habilidad es considerada inútil. Un chiste cruel en un mundo que se desmorona al borde del abismo.
Zhang Ping, sin embargo, no está dispuesto a vivir una vida mediocre.
Y toma una decisión tan temeraria que haría temblar incluso a los Espers más veteranos:
Se traga una Gema de Contrato, un artefacto místico capaz de atar el alma de una criatura a la voluntad de otro.
Pero Zhang Ping no está vinculándose a una bestia colosal ni a un espíritu ancestral…
¡Está haciendo un contrato consigo mismo! Se convierte en su propia invocación.
Y con ese solo acto —imprudente, brillante, imposible— el mundo entero se quiebra.
Poder sin límites. Bestias mutantes que desafían la imaginación. Dimensiones paralelas que devoran la lógica.
Cuando uno se convierte en su mayor arma, ya nada es imposible.