Capítulo 1: ¿Es un crimen guardar cambio?
—¡Tss!~
Una ráfaga de aire frío lo sacudió, y Xu Zhengyang despertó de golpe.
En ese momento, estaba sentado en el vestíbulo de un banco esperando para realizar unos trámites, y se había quedado dormido.
【Carga del nuevo mundo completada. Los precios globales han sido reducidos un millón de veces.】
【Solo su patrimonio total permanece sin cambios. Activos actuales: 2,153,795.93 yuanes. Ya depositados en el sistema.】
¿Dos millones ciento cincuenta y tres mil?
¡Ah, cierto! Ese dinero provenía de la venta de la propiedad que había invertido. ¡Con eso, por fin podría levantarse otra vez…!
¡Espera!
¿Sistema?
Xu Zhengyang volvió a estremecerse.
Esta vez, el sueño se le fue por completo. Se despabiló de golpe y se puso de pie de inmediato.
Lo que escuchó no fue una alucinación, sino una voz clara y lógica que resonó directamente en su mente.
Sin embargo, al notar que la gente a su alrededor lo miraba de forma extraña, no tuvo más remedio que sentarse otra vez y aferrarse con fuerza a dos bolsas de tela que llevaba en las manos.
Dentro de esas bolsas estaba el cambio que su hermano mayor le había enviado. Aún conservaba el mensaje que le mandó por celular el día anterior:
«¡Maldito crío! ¿Por qué no me dijiste que fracasaste en tu negocio? ¡Tuviste que esperar a que Liu Ergou me lo contara! Papá y mamá se fueron hace tiempo, yo no tengo muchas capacidades, mi boda y mi casa fueron gracias a ti. ¿Y ahora que te va mal no me avisas? ¿Quieres que los vecinos me apuñalen con la mirada?
Estos 8000 yuanes en cambio los juntamos tu cuñada y yo. También saqué 40,000 del depósito a plazo. En unos días te los mando. ¡Haz las cosas bien! ¡Ahora me toca a mí apoyarte!»
Cuando Xu Zhengyang leyó ese mensaje ayer, se le hizo un nudo en la garganta. Luego de mucho insistir, logró convencer a su hermano de que no le mandara más dinero. Le dijo que pronto volvería a casa para explicarle todo.
Aunque su negocio fracasó hace seis meses y cayó en la ruina, compartiendo departamento con una chica y deprimido por un tiempo, gracias a la ayuda de esa chica logró reponerse.
Por suerte, cuando aún tenía dinero había comprado un departamento en el centro de la ciudad. Lo vendió hace unos días y obtuvo 2.15 millones de yuanes limpios, triplicando lo que invirtió.
Ese día fue al banco simplemente para depositar el cambio que su hermano le envió.
Su hermano y cuñada tenían un pequeño negocio en el pueblo, y todo lo que ganaban era con mucho esfuerzo. Así que ese dinero, billetes de 1, 5 y 10 yuanes, era sagrado.
Después de guardarlo en su cuenta, pensaba devolvérselo.
—Y también está Paula, esa chica tonta que pagó a escondidas la cuenta del agua y la luz el mes pasado… Ahora que tengo dinero, debo recompensarla como se merece.
Al pensar en ella, Xu Zhengyang no pudo evitar sonreír. Iría a recogerla después del trabajo para invitarle a cenar. Trabajaba cerca como instructora en un gimnasio.
—¡Número 1069, por favor diríjase a la ventanilla 3!
La voz automatizada del banco sonó. Xu Zhengyang se levantó de inmediato y caminó hacia la ventanilla.
En ese momento, tres empleadas estaban conversando alegremente con la chica de la ventanilla, riendo sobre a dónde irían de compras más tarde. Al verlo acercarse, la chica adoptó una sonrisa profesional:
—¿En qué puedo ayudarle?
—Ah, tengo algo de cambio. Quiero depositarlo junto.
Mientras hablaba, Xu Zhengyang colocó directamente los dos sacos sobre el mostrador.
El rostro de la empleada cambió ligeramente. Lo que más odiaban era contar montones de billetes pequeños; terminaban con las manos agotadas.
Aun así, resignada, abrió la pequeña compuerta y tomó ambas bolsas.
En cuanto abrió la más grande…
Las otras tres empleadas también se asomaron con morbo, pensando que sería algo divertido.
Pero al segundo siguiente…
¡Crash!
Las cuatro se echaron hacia atrás al mismo tiempo, como si alguien las hubiera empujado con fuerza.
Xu Zhengyang se sintió algo culpable. Sabía que hacerles contar monedas era pesado. Pero al ver su reacción, frunció el ceño.
—¡¿Tanto escándalo por eso?! ¡Ni que fuera para tanto!
El guardia de seguridad del banco se acercó rápidamente.
—¿Qué pasa aquí?
Pensó que las bolsas podrían contener algo peligroso.
—G-G-G-Gua… guapísimo…
La empleada lo miraba con terror mientras tartamudeaba.
Xu Zhengyang quedó completamente confundido. Vale, no estaba mal de aspecto, pero que lo elogiara tan directo así… ¡era demasiado! ¿Se había quedado sin palabras?
—E-Este monto es demasiado alto, no tengo autoridad para procesarlo. D-déjeme llamar al gerente…
Él frunció aún más el ceño. ¿Tan exagerados eran? ¿Solo por depositar unas monedas?
Pero antes de que pudiera decir algo más, la empleada ya había tropezado hacia el fondo. Enseguida salió un gerente corpulento corriendo como alma que lleva el diablo.
—¿Qué les pasa en este banco? ¿Nadie sabe caminar bien?
El gerente vio las bolsas… y contuvo la respiración. Sus manos temblaban, tragó saliva y le preguntó:
—S-Señor, ¿quiere depositar todo ese dinero aquí?
Xu Zhengyang miró al guardia de seguridad junto a él y asintió.
—Así es. Son 8000 yuanes. Depósitelos en mi cuenta.
¡Tsssss~!
Apenas pronunció «8000 yuanes», todos a su alrededor inhalaron profundamente.
Xu Zhengyang murmuró para sí: ¡Maldita sea, con razón el calentamiento global! ¡Con tanto aire que jalan!
—E-Este tipo de operación no la manejamos en nuestra sucursal. Déjeme contactar a la central. ¡Le enviaremos transporte especial para escoltarlo!
El gerente temía que Xu Zhengyang se fuera, así que lo trató con sumo respeto mientras sacaba su celular y marcaba con manos temblorosas.
Poco después, se escuchó al otro lado:
—¿Qué pasa? ¿Por qué tan alterado?
—¡Señor! Un joven vino a nuestra sucursal… quiere depositar una bolsa con dinero. Dice que son 8000 yuanes en billetes grandes, ¡¡de cinco y diez yuanes!! ¡Una bolsa entera!
—¿¡¿QUÉ?!? ¿8000?! ¿¡Acaso quiere comprar todo el banco?!
—No, dice que es solo un depósito…
—¡Reténganlo como sea! ¡Iré personalmente a recibirlo!
Tras cortar la llamada, el gerente, empapado en sudor, volvió a hablar con Xu Zhengyang con una sonrisa servil.
Todo pasó tan rápido, que Xu Zhengyang aún no entendía bien. Solo sabía una cosa:
De repente, parecía ser alguien muy importante…
Mientras trataba de seguirle la conversación al gerente, minutos después, se escucharon sirenas estremecedoras en la calle.
Una unidad de fuerzas especiales entró con armas largas, y un hombre de traje lujoso encabezó al grupo. Al ver a Xu Zhengyang con su ropa sencilla y pantuflas, se quedó helado… pero al ver las bolsas de dinero…
¡Todos contuvieron la respiración!
Incluso los agentes armados lo miraban con una mezcla de miedo y respeto.
Xu Zhengyang ya no entendía nada.
—Solo venía a depositar un poco de cambio… ¿¡eso es un crimen!?
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