Capítulo 2: Un nuevo mundo con devaluación millonaria
El hombre de mediana edad con traje no entendió del todo lo que dijo Xu Zhengyang, creyó que era una broma. Forzó una sonrisa y, haciendo una leve reverencia, le susurró:
—Por supuesto que no, señor. Le rogamos que suba al vehículo, aquí no es lugar para conversar.
A su alrededor, el banco estaba completamente rodeado de gente, pero cualquiera que quisiera ver más de cerca a Xu Zhengyang se topaba con una pared de agentes especiales vestidos de negro.
Xu Zhengyang no entendía del todo lo que pasaba, pero sabía leer el ambiente.
Claramente no podía rechazar irse con ellos.
Suspirando, se aclaró la garganta, cargó los dos sacos con dinero y siguió al director del banco hacia afuera.
Un grupo de agentes especiales lo escoltó de cerca en varias capas, como si protegieran a un jefe de estado. Lo subieron directamente a un vehículo blindado de transporte especial.
Xu Zhengyang sentía que iba flotando.
Pero al salir a la calle, empezó a notar que algo no cuadraba.
En una tienda cercana, un gran cartel decía:
“Leche entera Mengniu en oferta: ¡40 mil!”
¿40 mil? ¿Qué clase de unidad era esa?
No muy lejos, un chico gritaba por teléfono:
—¡Salimos tres años! ¿Y me dices que no te gasté al menos tres centavos? ¡Y ahora me dejas sin pagarme ni eso! ¿¡Eres humana!?
Xu Zhengyang quedó atónito.
¿Tres años y tres centavos? ¿Y encima le reclamas?
Otro hablaba con entusiasmo por teléfono:
—¡Mamá, me pagaron el bono del mes! ¡Cinco centavos enteros! Te voy a mandar cuatro. Revísalo, ¿sí? ¡Ay, mamá, no me elogies tanto! Cuando llegue a ganar un mao (diez centavos), ahí sí podré comprarte una mansión.
Xu Zhengyang sintió ganas de quitarse la chancla y lanzársela.
¡Qué maldito hijo tan “dedicado”! ¿Crees que con un mao comprarás una casa? ¡Si es así… entonces con mi saco de dinero…
¡Tsssss~!
En ese momento, un escalofrío le recorrió la espalda.
Porque recordó claramente la voz que escuchó al despertar:
“Los precios a nivel mundial han sido devaluados un millón de veces.”
“Su patrimonio actual permanece: 2.153.795,93 yuanes.”
Nuevo mundo…
Con esas pocas palabras, Xu Zhengyang empezó a atar cabos.
—Hola, soy Chen Haohai, director general de la sucursal Guangming de la ciudad Santai.
El hombre del traje le sonrió y se frotó las manos con actitud servicial.
—Director Chen, ese traje suyo está genial. ¿Es a medida? ¿Cuánto le costó?
Xu Zhengyang sí lo conocía. En su época de empresario, aunque pequeño, sabía que el Banco Guangming había estado entre las 12 mayores entidades financieras de la provincia Yunhai el año anterior.
—Jaja, este traje… apenas dos centavos. Cosas de imagen, ya sabe.
Aunque no entendía por qué Xu le preguntaba eso, Chen no se atrevió a mentir.
¡Dos centavos!
Xu ya lo sospechaba, pero al escucharlo confirmarlo, no sabía si reír o llorar.
Estaba tan emocionado que le temblaban las manos.
¡Todo el mundo había sufrido una devaluación de un millón de veces, excepto él! ¡Su dinero seguía intacto!
Sacó el móvil y buscó en Qandu (el equivalente a Baidu). Ni siquiera necesitó buscar mucho:
Tendencia número 1: “El magnate chino Ma X entra al top 7 mundial con 380.000 yuanes en activos.”
¿¡Trescientos ochenta mil!? ¿¡Séptimo del mundo!?
Xu no sabía por qué, pero quería reír.
Sacó un billete de 5 y otro de 10 yuanes de uno de los sacos. Se sorprendió: no se parecían en nada a los de antes.
Eran más gruesos, resistentes, con una textura increíble… ¡y con hilos dorados!
Probó romper uno de 5 con los dedos. No pudo. Le hizo un pequeño corte con los dientes para rasgarlo… y al ver el hilo dorado dentro…
¡Era oro real!
A su lado, Chen Haohai estaba a punto del infarto. Su mano temblaba en el aire, dudando si detenerlo, pero no se atrevía. ¡Después de todo, no era su dinero!
¿¡Qué tipo de joven heredero malcriado es este!?
Había visto derroches, pero ¡nunca a este nivel!
¡Esos billetes de 5 y 10 solo se entregaban a personas con cierto nivel de riqueza!
¿Y él?
Los apilaba todos arrugados…
En un saco lleno de grasa…
Sujetos con ligas viejas…
¡Con manchas de aceite!
¡Las ligas incluso los habían deformado!
Chen Haohai casi llora.
Dios mío…
Poco después, el vehículo se detuvo frente a la sede central del Banco Guangming.
Xu fue escoltado por agentes armados hasta una sala VIP. Apenas entró, fue recibido por una fragancia embriagadora.
Frente a él, una mujer de traje ceñido con unas piernas largas y perfectas le sonrió. Sostenía una carpeta semitransparente de forma estratégica.
Su maquillaje era impecable, su sonrisa embriagadora. Era el tipo de mujer que hace perder la cabeza a cualquier geek.
—Señor Xu, esta es nuestra asistente VIP, la señorita Lin Yourong. Ella se encargará de su proceso con la máxima prioridad.
—Mucho gusto, señor Xu. Soy Lin Yourong. Si necesita algo, por favor dígamelo.
Dijo dulcemente, haciendo una leve reverencia que dejaba al descubierto su escote.
Una belleza total.
Pero Xu simplemente le entregó sus dos sacos:
—Solo quiero depositar este dinero en mi cuenta.
Lin Yourong no mostró la menor incomodidad por las manchas grasosas en los sacos. Al contrario, contuvo el aliento y los tomó con manos temblorosas.
Había manejado montones de dinero antes, pero ¡8000 yuanes en efectivo era otra historia!
Se puso manos a la obra de inmediato, contando el dinero tres veces antes de registrarlo.
Mientras tanto, Xu seguía esperando que Chen, ese viejo zorro, le ofreciera algún tipo de promoción o producto financiero. Creía que, con tanto esfuerzo para escoltarlo, seguramente intentarían convencerlo de abrir un depósito a plazo fijo.
Pero no…
Chen seguía conversando amigablemente, sin tocar el tema.
Eso le inquietaba aún más.
—¿Qué está planeando este viejo zorro? —pensó Xu.
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